Volví a hacer el Reloj de la Muerte, y a diferencia del test aquel, me da que me quedan sólo veinte años de vida: ¡moriré dos días antes de cumplir 64! Así que cuanto antes tengo que retomar mi novela de 200 páginas a la que le falta la mitad todavía, así como ayudar a Astor a desarrollar sus vocaciones, conocer Grecia y Venecia, además de hacer una pequeña cava de buenos vinos (tintos, se entiende, y tomármelos todos, si es posible con amigos), entre otras muchas cosas.
¡Y todavía copiándole a Levrero: 64!