Por fin voy a empezar la semana que viene sólo con el trabajo “normal”, no con pendientes, postergaciones, atrasos… ¡Me parece mentira!

Me voy a tomar varias copas de vino para celebrarlo. Y volveré al blog: no he podido escribir precisamente por tanto que hacer en la Tierra, pero extraño la práctica espiritual del asunto.

Cómo me gustaría poder organizar mi altillo, sepultura en vida de papeles. Parece que el tiempo se ha convertido en una necesidad imperiosa, en una sed desgastante.