17.
“Cruel en el cartel”.
Es duro ver su rostro transformado por la edad, la magia a punto de quedar
domesticada, tener que mirar a través para poder encontrarlo. Lo malo es que
igual lo encuentro, tarde o temprano, escondido en el cartel.
Es duro ver su rostro transformado por la edad, la magia a punto de quedar
domesticada, tener que mirar a través para poder encontrarlo. Lo malo es que
igual lo encuentro, tarde o temprano, escondido en el cartel.
18.
Condenada al cisne
blanco. Qué bien. No, ya no: el cisne blanco termina asfixiando con sus espejos
inmaculados. Es el cisne negro, el exiliado, el que está mucho más cerca de la
vida. “Yo no quiero reincidir en mi inocencia: yo quiero el placer de volverla
a perder”, masculla Fitzgerald, malhumorado, en un rincón. Y entonces llega,
fulminante, la mala noticia: la vida tarde o temprano tendrá que destruir, ser
egoísta, usar dolientes canales de parto para poder abrirse paso. Cisnes negros
que irrumpen. Distintas formas de condena.
blanco. Qué bien. No, ya no: el cisne blanco termina asfixiando con sus espejos
inmaculados. Es el cisne negro, el exiliado, el que está mucho más cerca de la
vida. “Yo no quiero reincidir en mi inocencia: yo quiero el placer de volverla
a perder”, masculla Fitzgerald, malhumorado, en un rincón. Y entonces llega,
fulminante, la mala noticia: la vida tarde o temprano tendrá que destruir, ser
egoísta, usar dolientes canales de parto para poder abrirse paso. Cisnes negros
que irrumpen. Distintas formas de condena.
19.
“Alto. Hasta aquí
llegaste”. El tobillo me lo advirtió: “Estás tropezando con la misma piedra y
no han pasado ni dos meses”. Luego el médico mencionó la posibilidad de una
fractura, pero no le creí. “Estoy magnificando, no debe ser para tanto”, me
dije.
llegaste”. El tobillo me lo advirtió: “Estás tropezando con la misma piedra y
no han pasado ni dos meses”. Luego el médico mencionó la posibilidad de una
fractura, pero no le creí. “Estoy magnificando, no debe ser para tanto”, me
dije.
Todavía me duele.
Son mal negocio las
fracturas. Uno no avanza, no puede caminar libre.
fracturas. Uno no avanza, no puede caminar libre.
20.
Los encuentros eran
breves. No importa. Breves como el café ristretto;
como el café ristretto,
intensos. Lo caliente, lo fuerte, lo
escaso: todo eso es bendición en el reino del café, opinaba el abuelo que
alguna vez fue casi mío. Lo más importante es que no sea amargo, acoto yo. He
decidido que no quiero nada amargo.
breves. No importa. Breves como el café ristretto;
como el café ristretto,
intensos. Lo caliente, lo fuerte, lo
escaso: todo eso es bendición en el reino del café, opinaba el abuelo que
alguna vez fue casi mío. Lo más importante es que no sea amargo, acoto yo. He
decidido que no quiero nada amargo.
21.
Aquellas noches de
interminables parpadeos hipnóticos, sola en aquella casa tan sola. Una casa
embrujada o, mejor dicho, con invisibles cicatrices de violencia que únicamente
yo percibía. El ruido del aire acondicionado. Ir a la cocina a servirme más
café y sentir el escalofrío por la
espalda. En la isla de edición, los monitores siempre titilando.
interminables parpadeos hipnóticos, sola en aquella casa tan sola. Una casa
embrujada o, mejor dicho, con invisibles cicatrices de violencia que únicamente
yo percibía. El ruido del aire acondicionado. Ir a la cocina a servirme más
café y sentir el escalofrío por la
espalda. En la isla de edición, los monitores siempre titilando.
Ya de madrugada, la
sirena de policía, algún escándalo, el golpe de un travesti o rufián que era empujado
contra la puerta de la casa. Los hombres que alguna vez editaron conmigo en
aquellos horarios, tan sórdidos e inusuales, pasaron mucho más miedo que yo.
sirena de policía, algún escándalo, el golpe de un travesti o rufián que era empujado
contra la puerta de la casa. Los hombres que alguna vez editaron conmigo en
aquellos horarios, tan sórdidos e inusuales, pasaron mucho más miedo que yo.
Por suerte, la casa tenía
rejas (algunas rejas protegen). Yo llamaba al taxi y esperaba adentro hasta el
último minuto: no quería arriesgar a la casa esa, me sentía responsable. Ponía
la alarma y cerraba la puerta.
rejas (algunas rejas protegen). Yo llamaba al taxi y esperaba adentro hasta el
último minuto: no quería arriesgar a la casa esa, me sentía responsable. Ponía
la alarma y cerraba la puerta.
La vida circundante de
Maldonado y Yaro.
Maldonado y Yaro.
22.
Suben los globos
morados, naranjas, rojos. Aplauden al futuro viajero: es el primer viaje en
avión que recordará más adelante. Él calla, y sin embargo observa todo muy
atento. Quién sabe qué pasará por su cabeza.
morados, naranjas, rojos. Aplauden al futuro viajero: es el primer viaje en
avión que recordará más adelante. Él calla, y sin embargo observa todo muy
atento. Quién sabe qué pasará por su cabeza.
Yo me fui a su edad
también, pero mi pasaje era solo de ida.
también, pero mi pasaje era solo de ida.
Vuelve a casa con un gran
globo naranja que, con los días, se termina desinflando.
globo naranja que, con los días, se termina desinflando.
23.
Prescindir de la
lógica gladiador: mejor Sun Tzu. Esquivar el golpe gladiador: mejor fluir.
Renunciar a las caricias gladiador: mejor la ermita. Aguantar la ira gladiador:
mejor la estrategia a largo plazo.
lógica gladiador: mejor Sun Tzu. Esquivar el golpe gladiador: mejor fluir.
Renunciar a las caricias gladiador: mejor la ermita. Aguantar la ira gladiador:
mejor la estrategia a largo plazo.
24.
Las nubes tapan el sol
de golpe, sí. Pero no quiere decir que se hayan formado en ese mismo momento.
de golpe, sí. Pero no quiere decir que se hayan formado en ese mismo momento.