Creo que cuando uno se toma la inmensa molestia de copiar (en manuscrito y en un diario personal que nadie leerá) ciertas citas que va encontrando durante sus lecturas debe ser porque, en algún lugar, siente como si esas palabras lo expresaran, como si fuera su autor incluso. Las pongo, por eso, aquí en mi blog; ni siquiera dice de qué libro fueron tomadas, la editorial, la traducción, la página (¡qué fiasco de egresada de la Facultad de Humanidades!). Como dije, tampoco puedo asegurar que en verdad se trate de Kafka; a lo mejor fui yo misma quien escribió esto, aunque mi padre definitivamente nunca me trató así. Pero para qué obsesionarse con las pasajeras personalidades individuales.
Desde que tengo uso de razón he tenido preocupaciones tan profundas por el mantenimiento de mi existencia espiritual, que todo lo demás me fue indiferente.
Si mi padre solía decirme en un tiempo, en sus furibundas pero inútiles amenazas: Te mato como a un perro -en realidad ni siquiera me tocaba-, ahora esa amenaza opera independientemente de él. El mundo -F. es su representante- y mi yo matan a mi cuerpo en un conflicto irreconciliable.
Es como cuando un hombre tiene que subir cinco peldaños de una escalera y otro un solo peldaño que, sin embargo, al menos para él, es tan alto como aquellos cinco juntos; el primero no sólo superará esos cinco peldaños, sino centenares y millares de peldaños más; habrá llevado una vida grande y muy esforzada, pero ninguno de los peldaños que habrá escalado tendrá para él la importancia que tiene para el otro aquel peldaño único, primero, alto, imposible de escalar aun si empeñaba en ellos todas sus fuerzas, a cuya altura no puede subir, y más allá del cual, lógicamente, tampoco puede llegar.
Eso que decías de Google me hizo recordar a un artículo que leí hace poco sobre el GPS. Se titulaba "The lost art of getting lost". No hay dudas de que la tecnología está destruyendo la aventura.
Beso
No importa de quién son esas palabras.Lo importante es que son interesantes. Yo también encuentro frases en papelitos, libretas, cuadernos y muchas veces dudo sin son mías…Beso.
Los como cinco años que pasaron entre este comentario y su respuesta sirven para destacar aún más lo acertado de la afirmación: "No hay duda de que la tecnología está destruyendo la aventura". De probar un vino, de ver una película, de conocer una persona, de hacer un viaje, de ir por primera vez a un restaurante…para todo tenemos (y buscamos) la tranquilidad y el control del spoiler que nos preserva de lo desconocido, de lo inexplorado.
Marco Polo u Odiseo con GPS, Facebook, Google, WhatsApp y demás etcétera no hubieran tenido la menor gracia, y así de iguales y sosos nos hemos vuelto todos, con experiencias prefabricadas y "reacciones" en casilleros. El famoso call to action (CTA), formulita de marketing 2.0, es más bien una llamada a sumarse a la fábrica de chorizos humanos de The Wall, solo que en esta película nadie se rebela (y, si no, lo convierten en un desodorante de rebeldes) 🙂