Él nunca me deja secarme las lágrimas.
Cada vez que quiero irme
(y siempre quiero irme)
me deja irme
(o siempre creo que una vez más me dejó irme)
pero al final me corta el paso
(como un tímido centauro apenas ebrio)
(como un ángel encaramado en el pretil de un tribunal)
(como un eco de aljibe con miedo a ser olvidado).
Entonces yo freno
casi cauta
dejo de irme del todo
creo que hasta me convence de no secar mis lágrimas.
“Mejor tenerlas siempre a mano”
parece mascullar en su silencio.
“Mejor un paso atrás,
darse la vuelta y correr”
respondo yo.
Pero no corro nada:
regreso caminando
y las lágrimas se me van secando con el sol.
Sor Juana, cuándo vas a juntar tus pedacitos mágicos en un libro? Le gustaría también al Maestro…
Siempre es un placer leer tu prosa o tus versos
Miriam Chepsy
¡Qué bello!
Qué maravilla.
Luego de una pelea interna de adjetivos para elogiar tus pedacitos; resolví simplemente (conciente y temerosa de los 'lugares comunes') decir: gracias!
Pudiendo ser un un 'gracias' al estilo 'gracias señora por el pedacito nuestro de cada día'. Asi como también puede ser un 'gracias' más íntimo, por volver a despertar con tus goteos erráticos, mis ganas de superar lo explícito y abrazar la pluma de metáforas. Queda a gusto del consumidor!
Serán, sobre todo, las gracias a ti. Me quedo con el segundo: cuando lo que uno lee le provoca ganas de escribir o le autoriza para ciertas libertades. Pero ojalá fuera el pedacito nuestro de cada día…. Tengo ganas de resucitar el blog, de que la blogósfera entera resucite y se aleje veloz, cual meteorito, de las redes sociales que consumen la creatividad y el foco de los que escribimos.Saludos.