¿Por qué, por qué, por qué tengo que estar procesando tantas cosas fuertes al mismo tiempo y no tengo tiempo para escribir? Hay épocas en que no pasa nada, la vida es un pantano de rutinas y apurones (salpicados con las inevitables y festejables cosas lindas), pero de pronto las placas tectónicas del alma hacen lo suyo, las sincronicidades se precipitan en un despliegue telúrico intimidante y los encuentros sacuden hasta hacer saltar la escala Richter del corazón.

Así estoy ahora. Tironeada, para variar, entre figuras clave de mi vida. Por ejemplo, el homenaje a Levrero en España. Por ejemplo, el cumpleaños-que-hubiera-sido-55 del Darno. Y todo lo que se mueve alrededor de estos ejemplos, que no son los únicos de estas fechas y siguen y siguen…

Prometo volver. En estos momentos debo acatar (y disfrutar al máximo) la llamada de mi vagabundo interior. Pero como dijo Schwarzenegger, co-estrella mío en Conan el Destructor (1984): “I´ll be back”.

Nota al pie: Jum… ahora que lo pienso, más que con el arquetipo del Vagabundo debo estar conectada con el arquetipo del Guerrero, tomando en cuenta la imagen. O el arquetipo del Banana, dicho en rioplatense…