De repente, en el medio de la semi siesta sabatina, aparecen unas imágenes de una corrida de toros en México. No soy de esas personas especialmente impresionables con el tema: viví en un país en el que la lidia es bastante tradicional y estudié en el Colegio Madrid fundado por republicanos españoles, caldero en el que a veces uno encontraba especímenes fanáticos de estas cosas, solían hacerse novilladas y no eran tan raros los cultos taurinos que probaban una fidedigna relación con la Madre Patria (que me perdonen los catalanes, que no quieren saber de nada con la tauromaquia y ya hasta dejaron constancia legal del asunto).
As bullfighting aficionado Ernest Hemingway famously said in Death in the Afternoon (1932), “Bullfighting is the only art in which the artist is in danger of death.”
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In fact, the Council of Toledo in ad 447 compared the Devil to a bull:
a large, black, monstrous apparition with horns on his head, cloven hoofs, hair, ass’s ears, claws, fiery eyes, gnashing teeth, and huge phallus, and sulphurous smell.
This description is less surprising when one remembers that the early church’s foremost rival was the cult of Mithra, the pagan god of Persian mythology that was widely worshipped in ancient Rome. The most important Mithraic ceremony was the sacrifice of a bull, an act emulating Mithra’s legendary slaying of a bull, which was depicted in art throughout the Roman Empire.
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Encyclopaedia Britannica:
“Casi todos los toreros son corneados con variado grado de seriedad por lo menos una vez por temporada. Belmonte (uno de los toreros más famosos de los años veinte) fue corneado más de 50 veces. De los aproximadamente 125 toreros principales (desde 1700), 42 murieron en la arena; esto no incluye a los toreros principiantes o a los banderilleros o los picadores que han sido muertos.” A pesar de esto, más de 3.000 toros son muertos ritualmente en las plazas de toros de España durante la temporada, y docenas de toreros arriesgan su vida varias veces por semana”.
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bullfighting
lucha entre cultura y naturaleza, civilización e instinto animal, racionalidad e inconsciente, máscara y sombra.
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Wikipedia:
“Picador: Es la persona que, montada a caballo, utiliza una vara larga con una punta metálica (puya) para castigar al toro y producir desgarramiento de los tejidos ubicados en la cruz del mismo con el objetivo de probar su bravura, detectar sus características y evitar que el animal embista levantando la cabeza”.
Wikipedia:
“En ocasiones, donde el reglamento de la plaza lo permite y a petición del torero o el público, antes de dar muerte al toro, en casos bravura y porte particularmente distintivos el presidente de la corrida puede conceder el indulto del toro, en cuyo caso no se mata al toro sino que se devuelve a los corrales para que regrese al campo como semental”.
Aquí estamos, lanzados en el ruedo sin aviso, tratando de hacer lo que podemos y de seguir viviendo, con el permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide.
Parar, templar y mandar.